Descripción
Carrón, el cronista,es precisamente un ejemplo de la improvisación en ese gran esfuerzo nacional: él mismo nos cuenta que hasta entonces escribiera crónica deportiva y no tenía la menor idea de la técnica a que ha de amoldarse un corresponsal de guerra. Partió pues con destino a Boquerón sin más elementos que su gran voluntad, unos lápices, un poco de papel y una pequeña Kodak.
Creo pues que Juan Esteban Carrón, al dar a publicidad sus crónicas de 1932, va a prestar un servicio de valor extraordinario al conocimiento del grandioso esfuerzo nacional que fuera la Guerra del Chaco por parte de las generaciones posteriores a esa época.