Descripción
EL Olimpo es lugar habilitado por Dioses, pero no son deidades perfectas libres de pecado y macula, sino seres sanguíneos, pasionales, emotivos y sospechosamente humanos. Rubén Acosta Gallagher, en «La balada del rio furtivo» logra con tino y perseverancia, una simbiosis que ayunta estas mismas exaltaciones, uniéndolas con el destino: esa inexorable e irreversible fuerza que tratamos de entender, sin lograrlo nunca; im-pulso, caudal que nos arrastra a lo largo de la experiencia vital